México, Tintanueva, 2005
“Dentro de su voz narrativa hay un aire borgiano-rulfiano, muy bien entramado con el hilo narrativo que a su vez permite que el texto tenga un encanto misterioso, el cual culmina con un final sorpresivo. El ambiente rural se manifiesta bajo el cielo del camino donde el destino presiona de manera circular al final del personaje. El roble, es el alma no resignada a dejar la tierra, es el caballo trotante que marca sus patas sobre el camino polvoso de la inmortalidad del recuerdo, es… un rancho antes de llegar a Comala”. Obed González.